miércoles, 11 de febrero de 2015

Las 5 experiencias mas humillantes de mi vida sexual

Bueno, viendo esta idea en otros blogs y por foros, me animo a hacer mi propio ranking. Hecho una mirada al pasado, unas risas ahora y una verguenza impresionante en el momento.

1. La vez que rompi la lampara favorita de mi padre

Fue con una chica que, después de 8 meses de relación, terminamos bastante enfadados. Era el típico casquete de la tarde y, a pesar de que todo empezo bastante tranquilo, la situación se vino arriba bastante pronto. Estando yo encima, un involuntario empujón de ella hizo que me desconcentrara de mi tarea de semental y revalara. Con tan mala suerte que mi mano fue a empujar la lámpara a la que mi padre rezaba todas las noches. Poca gracia le hizo a Alba Ar. que terminó con un corte en la planta del píe.
Lo gracioso es la excusa que le puse a mi padre cuando, medio llorando me preguntó que había pasado con su lámpara y yo le contesté con un: " Nada papá, estaba viendo la tele en la cama y mientrás me dormía, me ha dado un espasmo y he tirado la lámpara. " Tuve que comprarle otra lámpara a mi padre. Me salió carísima la broma.

2. La vez que eyaculé mis propias cortinas.

Fue con la misma chica que el primer caso. Sí, pobrecita, se ha comido mis momentos más vergonzosos. Tal y como suena, ella estaba ahí abajo, en el denominado " pilón celestial ". Yo había terminado mi trabajo con grata satisfación y, bueno, ella estaba terminando el suyo. El ritmo al que se movía su mano sobre mi prepucio iba subiendo y, yo notaba como millones de "miniyo" estaban dispuestos a salir. Esta vez su misión no sería la de embarazar, si no más bien, ponerme en un embarazo. A mi esas cosas me dan bastante asquete, limpiándolo y tocando eso que había salido de mi prepucio, casi vomito 2 veces. Y con casi quiero decir que "casi mancho el suelo".

3. La vez que de tanto dar, me tocó recibir

Aquí fue donde más me reí. La chica la conocí por un chat, quedamos mientras había clase y sus padres estaban trabajando para ir a ver una peli. Yo lo veía bien, todo iba genial y yo estaba como una moto. A ella le gustaba que le dieran algunos cachetes y le pegaran un poquito. Yo nunca me niego a nada, es más, me vengo arriba enseguida. Se ve que a esta chica no sólo le gustaba dar, porque cuando menos me lo esperaba, en un momento de su clímax máximo, me soltó una hostia en el ojo que el dolor me llegó hasta la punta del pie. Desde ese día no me va el royo sado y, no es de extrañar, tuve el ojo rojo 2 días recordándome que, el sado no va conmigo.

4. La vez que llamé mama a la chica que tenía enfrente

Ojo porque yo todavía me sorprendo cuando cuento este momento. Todavía flipo como puede ser que en ese momento me pueda salir la palabra mama. La pobre chica se llamaba Maria y ese fue el último día que la vi. Salió corriendo. Estábamos en pleno acto sexual. Los preeliminares habían terminado y llebabamos un rato juntando a su almeja con mi pepino. Estaba apoyada en el respaldo del sofá y yo detrás suya de pie. Iba a decir: "María que culazo que tienes". No me preguntéis como, ni porqué, pero pasó y no he vuelto a ver a esa chica.

5. La vez que vomite a una chica encima

Había quedado una noche de Sábado con un royete en su casa. El plan era sencillo. Habíamos comprado una botella de vodka rojo, fanta y teníamos un piso para los dos solos. Tampoco es que ahora sea mayor, pero cuando esto pasó, yo tendría al rededor de 16 años. Empezó todo bien, bebiendo cubatas, fumándo algún que otro canutito, muchas risas pero, sobretodo alcohol, eso nunca faltaba y, ese fue el detonante. No estábamos muy acostumbrados a beber -yo por lo menos.- Nunca fuí muy dado y la botella cayó entera. Cada vez iba mas mareado y yo empecé teniendo a la chica encima, dando saltos apoyándose en mi barriga, algo que, pensándolo en frío, no era tan buena idea como parecía. Cuando se sintió cansada, yo me puse encima. Me moví y levanté demasiado rápido, algo que hizo que, si se podía estuviera más mareado. 2 ó 3 minutos más tarde de empezar yo la faena en la parte de arriba. Mis ojos se pusieron en blanco... mi boca se abrió y... salió un chorro de potafa que fue a estrellar a su cuello, manchando todo lo que había al rededor. Ella fué a la ducha y después tuve que compensarle por tal acto... creo que nada de lo que le hice fue suficiente.

Pensamientos De Un Esperma

Asco de sexo.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Cargando, por favor, espere.