martes, 29 de julio de 2014

Normalmente diferentes

Si hay una palabra que limite a las personas, es la palabra normal. Primero porque implica que hay un modo correcto de hacer las cosas, el que usa la mayoría, y por lo tanto actuar de forma distinta está mal. Y segundo porque lo que se considera normal va cambiando según la época, el país, y la persona a la que preguntes.

No nos engañemos, la normalidad, el concepto "normal", es una invención humana. Sirve para integrarse en la sociedad, ser uno más, parte del grupo. Pero la verdad es que nadie es normal. El grupo en el que queremos encajar solo existe en nuestra cabeza. ¿Quienes forman la sociedad? ¿Quien decide quien puede integrarse y quien no? ¿Cuando se puede decir quien es lo suficientemente normal para integrarse y quien no?

Lo que nos hace diferentes puede ser algo bueno o algo malo, depende de nosotros. Podemos avergonzarnos y ocultar esa parte de nosotros o utilizarla para hacer cosas que muchos otros no podrían hacer. Podemos ser "normales" o podemos ser especiales.

Son las diferencias las que cambian el mundo. Alguien con la extraña costumbre de frotar dos palos entre si acabó descubriendo una forma de hacer fuego. Alguien que enterraba los restos de la fruta que comía y les tiraba agua por encima creó la agricultura. Un chiflado que intentó hacerse amigo de los animales acabó domesticándolos. Leonardo da Vinci, Pitagoras, Nicolas Tesla, Albert Einstein... Ninguno de ellos fue normal. Ninguno lo intentó.

Lo normal no deja huella. No mejora las cosas.

                   Pensamiento De Un Esperma

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