Todos cometeríamos los mismos errores, tomaríamos las mismas decisiones y nadie cuestionaría nuestras acciones porque actuaríamos igual que ellos. Al final se llegaría a un punto en el que todos estarían satisfechos con sus vidas y nadie se esforzaría por cambiar nada.
Pero en el mundo real no hay dos personas que piensen igual en todo. Y aunque esto pueda traer problemas, lo cierto es que necesitamos que nos discutan. No es malo que alguien no esté de acuerdo contigo, mas bien al contrario. Defender nuestras ideas, compararlas con las de los demás, nos ayuda a ver en que nos equivocamos y en que acertamos. Nos ayuda a evolucionar. Porque nadie tiene por si solo la solución a los problemas del mundo, pero somos mucha gente. Y si dos cabezas piensan mejor que una es porque no piensan igual.

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