Nuestro casero echaba diariamente a muchos de nosotros a la calle, pero que te echaran, también era una oportunidad, era tu billete de ida para participar en la gran carrera. El que ganaba, lo conseguía todo, los demás, nadie volvía a saber de ellos.
Así que cuando llegó el día, allí estaba yo, con 2 redbull con cola, de camino a la meta. Corrí más de lo que mi pequeña cola daba de si. ¡Lo consegí, estaba en cabeza! Todavía quedaba camino, el óvulo se veía a través del tunel, notaba como si mi cola se fuera a desprender de mi, no podía más.
Al fin llegé, miré atrás un momento, vi una auténtica legión de frenéticos mini yos observando impotentes como yo penetraba dentro del óvulo.

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