Estamos programados para ignorar este tipo de cosas. Para prestar atención a los cambios en vez de a las constantes de nuestra vida. Pero no por ello dejan de ser importantes para nosotros, para nuestra felicidad.
En este mundo, algo que parece firme y estable como la roca puede dejar de serlo en unos segundos. Y cuando eso ocurre la vida de la gente cambia sin remedio. Es entonces cuando al fin prestamos atención al ruido de fondo, solo para descubrir que ya no lo escuchamos. Y lo mucho que eso nos duele.

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